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jueves, 5 de septiembre de 2013

Sobre el simbolismo manso.

Durante el comienzo del tercer milenio, ante la novel amenaza terrorista global, la comunidad puertorriqueña se enlistó en contra de la marina estadounidense semejando al prócer hindú Mahatma Gandhi. Ahora, tras 10 años de recesión económica, los boricuas retomaron otro movimiento asociado a la protesta, notoriamente conocido como "cacerolazos", para llevar su voz a la calle. 
Cerca de 150 mil marcharon en el 2001 en lo que se ha conocido
como la manifestación masiva más grande de la historia puertorriqueña.
En Puerto Rico, colonia establecida en 1511 en el nombre de los Reyes Católicos de España, hemos usurpado términos históricos para nombrar ciertos eventos, quizás para ensalsar un avance político (denominador común en asuntos públicos, mayormente el pan de los noticieros) o tal vez para motivar la participación de una sociedad naturalmente sumisa como la nuestras. Notamos como en una lucha simbólica entre boricuas y el ejército americano, específicamente la Marina (Navy), se usó el termino "desobediencia civil" para llamar la masiva protesta que se llevaba a cabo en la Isla Nena y que se propagó hasta Isla Grande, Nueva York y Washington. A la arena playera cayeron arrestados políticos, artistas, civiles, líderes religiosos y estudiantes por desobedecer las líneas de perímetro de seguridad colocadas alrededor de los campamentos de protesta.

Siendo la "lucha" una que apropió el nombre de similares manifestaciones que cambiaron la historia como la gesta de Gandhi a favor de la independencia de India del Imperio Británico o la integración social de étnias, específicamente los afro americanos de Estados Unidos, como lo hicieron Rosa Parks y Martin Luther King. Similar actuación tuvo Nelson Mandela en Suráfrica en contra del appartheid, ésta debía adoptar el matiz para combatir la invasión y consecuente ocupación militar al territorio invadido precisamente por ese cuerpo militar a finales del siglo XIX. Fue una montada la que le hicieron al independentismo que continúa moviendo Ruben Berríos. Llamaron al  inconsciente herido de los borincanos, maltratados a lo largo de cinco siglos por poderes extranjeros. Usurparon técnicas que liberaron un país y una parte integral de la sociedad moderna, glocalizada, para apuntarse una victoria política disfrazada, acaramelada con los syrups partidistas. El apoyo resultó en el posterior abandono por parte de las facciones interesadas en aquel momento de atención mundial.

Vieques a diez años de la salida de la Marina se ha quedado sin economía local, ha alocado un hotel de cinco estrellas, una industria pesquera caída y un pueblo enfermo sin hospital ni atención médica apropiada. 

En el momento vivimos inocentemente la lucha ideológica, justa, de un pueblo que le reclama a su tirano mejor trato, justicia social, ensalzada con el disgusto de millones de puertorriqueños cansados de ser ciudadanos de segunda clase en el territorio estadounidense.

Los cacerolazos


Continuamos las protestas por diversas razones, mayormente por las políticas áusteras del gobernador previo, Luis G. Fortuño Burset quien en su primera gestión declaró al gobierno en quiebra. Previamente  el Gobierno había cerrado durante la administración anterior, la del único gobernador que ha desfilado el camino del Tribunal Federal en la calle Chardón como acusado, Aníbal Acevedo Vilá, por que no había dinero para pagar la nomina. La imposición de las medidas de Fortuño, sugeridas por la Junta de  Restructuración Económica Fiscal (JREF), abrió las puertas para despedir cerca de 30 mil empleados del Gobierno, entidad que acapara la mayoría de la población laboral de la Isla. Además, la imposición del Impuesto sobre Venta y Uso (IVU) aprobado en el 2006, la "fuga de cerebros", la continua recesión (también llamada como los 10 años perdidos 2000-2010) además de la degradación del crédito puertorriqueño, el aumento en víveres, gasolina y consecuentemente las utilidades, con los bancos ataponando los prestamos y los trabajos remunerados escaceando. No es secreto que el padrino en Puerto Rico es una figura paternal que protege, coloca y nombra a sus pares a los trabajos, sombreando el mérito con el parentesco.
"El grupo -convocado a través de las redes sociales- caminó pasadas las 11:00 a.m.desde el Capitolio hasta La Fortaleza, golpeando las cacerolas, tal y como ha ocurrido en ciudades de Latinoamérica, para protestar contra “los impuestos abusivos”. -                                  Y. Álvarez Jaimes. El Vocero. 5 de agosto de 2013.

Sin embargo la comparación queda pequeña, necesita de tela contundente para cortarse y hacerse de un traje propio para la ocasión. La usurpación de términos que describen movimientos sociales de envergadura histórica en el mundo para nombrar las marchas criollas no es más que un intento amarrillista mediático de parte de los partidos políticos, la prensa y sus aliados para añadirle valor moral como usar pintura para cubrir un hoyo en la pared. Queda hueco. Para añadirle ironía a la situación, la misma fue aoscultada por líderes del Partido Nuevo Progresista (los que le toca jugar a la oposición en este circuito de cuatro años)  Los cacerolazos fueron eso y nada más. Igual la protesta en Vieques: se quedó ahí. Creo que fue una década perdida, económicamente, poblacionalmente; moralmente. Heridos buscamos en los refranes, títulos fabricados en el exterior, para cautelosamente etiquetar lo propio.
El opio colonial hiede por todas partes. Ni los movimientos de oposición se salvan de la peste que arroja el manto pesado que apagó el fuego de lucha intensa que ardía en los boricuas. Nos quedó fría la materia criolla, que la hicieron picadillo de helado, cubrirlo en syrup y servirlo como mejorado, como el histórico componente que tanto hemos ansiado; la esperanza.

Es histórico. Tenemos un despliegue de ideologías que demuestran estar interesados en el trabajo de gobernar el país en vez de liderar a un país. Será que no hay un país para gobernar dada la mogolla de ideaologías en tan pequeño espacio, que al no haber cama pa' tanta gente no existe una clara mayoría, actitud que nos condena al inmovilismo (esa muletilla tan políticamente correcta). Cambiamos de liderato pero no de visión. Vamos y venimos de las identidades culturales, española y estadounidense, para la solvencia de un poder que no se refleja en el desarrollo del país, esa marca que venden ahora para traer dinero.

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