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miércoles, 29 de enero de 2014

Mucho ruido...¿dónde están las nueces?

El trastoque de los fondos de retiro del Gobierno, la imparable ola criminal, el éxodo e inmigración desenfrenada, los altos costos de vida y negocio; todo suena tan passé. Entonces, ¿por qué la historia se sigue repitiendo?
Luis G. Fortuño Burset (PNP 2008-12) pionero de la medicina amarga,  la austeridad y de varios proyectos para resolver el status político de Puerto Rico, sabía el costo político de sus decisiones y tras derrotar a Aníbal Acevedo Vilá por amplio margen, perdió la incumbencia por apenas12 mil votos, ante mayor competencia electoral.
Recuerdo en la pasada administración la ola de huelgas contra las medidas del entonces gobernador (y líder indiscutible del gobierno) Luis Fortuño. Trabajaba en Río Piedras. Vi el notorio movimiento "Que vivan los Estudiantes", huelga de egresados en los recintos de la Universidad de Puerto Rico por las decisiones "desde Fortaleza" en asuntos académicos y la opresión policiaca que el Gobierno le envió cuando decidieron contestarle con huelgas.

Policías en cada portón del recinto riopedrense y cientos de jóvenes en boga, desafiantes, confiados (o confundidos) en que sus acciones validaban su reclamo de huelga. Y lo parecía en ese momento. Impusieron una cuota especial sin tocar los sueldos administrativos, colocaron administradores partidarios, eliminaron fondos y lo hicieron a golpes. Ellos se merecían protesta civil. Eliminar esos fondos a programas de bellas artes sumaba disgusto en la opinión pública que comenzaba a mirar al Gobierno como una barredora de la cultura boricua en vías de empujar la estadidad al único frente que no habían quebrantado los anexionistas: la identidad, para bien o mal, de los puertorriqueños.


A cuatro años de esa lucha contra la opresión del Gobierno con sus aumentos, impuestos, soberbia para impulsar esas medidas antipáticas "necesarias", pareciera un lejano recuerdo, leído en algún libro de historia. Un ciclo electoral completo de lavado de cara a la imagen política fue suficiente para convencer al pueblo que la represión es daltónica. Rojos, verdes, azules; la apatía política, rapiñando las visceras del Estado Libre Asociado como lo hacían los dioses griegos con sus castigos.
En el  2010 pasa ésto y creeríamos que no se volvería a repetir. Prohibido olvidar decían.

Las casas acreditadoras que justificaban la austeridad de Fortuño motivan los impuestos del actual gobierno de Alejandro García Padilla aun cuando éste para diferenciarse dijo que le valía la opinión de Moody's y sus secuaces. Pasada la ira contra el tsunami azul del 2008 en el 2012 votamos por un cambio de partido político (de mayoría PNP a mayoría PPD) para enfrentar la misma realidad: la Isla ha sido mal manejada por esos partidos en los últimos 30 años.

Es un castigo maquiavélico mantener la farsa política de un país esencialmente colonial. Vivimos como preparan referendums, consultas al pueblo; parafrasean y descartan los resultados a su conveniencia. ¿Acaso el referendum de estatus no va por el mismo camino que el de la unicameralidad? ¿No habrá un grupo que vea los $2.5 millones federales para "educar la población de manera imparcial" sobre las opciones reales de su futuro político como un botín que hay que secuestrar? Los corsarios de turno izan sus velas y afinan sus lápices con lujuriosa expectativa.

El cuarto Superintendente de la Policía en dos
administraciones gubernamentales. James Tuller:
importado desde Nueva York para dirigir la fuerza
policiaca de Puerto Rico en tiempos muy difíciles,
parece tener similares problemas con el
español que Alejandro García Padilla
tiene con el inglés.
 Vemos y jugamos así como el público de un gameshow esperando las consecuencias de los actos dentro de los parámetros dictados por la producción y eso es preocupante. Hay otros que bregan; el inmigrante de las luces, el productor blanco de corbata y los dueños del estudio pero la audiencia es dueña del recuerdo y lleva la amnesia que inculca ese voraz deseo de más política. Sintonizamos al reality boricua obviando el hecho que hay que administrar un país. Eso, o nuestra heredada fe rebasa la visión soberana de una república caribeña, dejándole al forastero las riendas de lo que corresponde a los criollos.

Más de un año después del cambio por el gobierno de García Padilla se siente el familiar sabor a medicina amarga. Agentes del repudio contra la pasada administración se han servido con cuchara grande una porción de caldo criollo cocinado con fondos públicos haciendo a su manera imprudencias paralelas a las previamente criticadas. La receta no cambió mucho; la austeridad continúa sobre los libros del Gobierno como ave de rapiña. Sale de la lotería amistosa quien toma la peor parte porque la mejor ya está distribuida constitucionalmente en los secuaces de la debacle.

Queda de nosotros proyectarnos lejos de la venenosa partidocracia que ha gobernado nuestro país desde los comités, ajenos al pesar del pueblo. Es sumamente nocivo confiar en personas extrañas a la realidad del puertorriqueño promedio. Cuando ejecutan su voluntad con los recursos civiles, demuestran su alienación mientras afuera de esa burbuja se vive como si una epidemia rondara por el ambiente.

Mentir es la cualidad de mayor importancia para un político que aspire a la Fortaleza. Hay que dominar la demagogia para pertenecer y participar del proceso político en general, en todos los puestos abiertos a la votación del pueblo. Para la Gobernación hace falta más que la habilidad para desviar confrontaciones hacia otros asuntos vacíos en contexto. Hay que tener la malicia para decir a la legión de populares o penepés que ellos tienen las ideas para combatir el crimen que merodea en escalofriantes números. Tiene que dominar sus emociones para influenciar las de otros; tener la lengua de acero para prometer solvencia económica sabiendo que apenas puede idear una estrategia económica para su campaña política. Para presidir el partido y comprar el ticket para la ronda de la gobernación se tiene que aprender el arte de la mentira, desinformación y demagogia. Porque cuando la contienda electoral haya decidido los puestos políticos que realmente estaban en peligro de cambiar la persona que negoció la mentira antes, la belleza de su discurso será destruida. Ante la primera debacle correrán al libro de excusas viejas: "es culpa de la pasada administración", "nos dijeron unas cosas que ahora hemos descubierto son otras", "son compromisos que se hicieron...".

Compromisos como la venta del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, las autopistas a Metropistas y los molinos de Salinas que se construyeron sin completa seguridad que ese sería el mejor espacio geográfico para su función. Los ejemplos antes mencionados fueron criticados por los protagonistas del actual Gobierno. Levantaron protesta cuando fue responsabilidad de los PNP pero quedaron presos por la misma demagogia que eran alimentaban sus coros en las campañas políticas: "conmigo viene el cambio", "vamos a devolverle la integridad al Capitolio", "primero la gente", "habla pueblo". Pasan la papa caliente de la culpa al "responsable" o algún "chivo expiatorio".

Por eso repaso mi teoría que la ola criminal es la voz de protesta que nadie quiere escuchar sino marginar contínuamente en el exilio moral: "esa gente", "los del punto" y un sin número de epítetos que amenan la problemática de generaciones contaminadas por el reflujo de la política colonial. La idea del caos controlado en el casino del Caribe se ha salido de las manos y los que llegan no quieren, ni pueden, solucionar los problemas. Moran los sentimientos de rabia e impotencia en todos, alimentados por el miedo, hábito que está matando al futuro del país, llenando cárceles, cementerios y orfanatos. No se llenan las nóminas para los profesionales de la salud mental. Se retiran incentivos para que se queden los maestros novatos y traer sangre nueva a ver si logran que los jóvenes se queden y aprendan algo. No hay un pensamiento lógico, en mi opinión, que pueda dibujar un mapa claro de prosperidad, una proyección digamos de 20 años, quizás menos.
 estadísticas de homicidios por género y edad en PR entre el 2000-2010
Gráfica extraída de
 http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1020-49892012001100001

Con el surgimiento de la tecnología de información estos políticos optan por esconderse, hablar desde sus libretos. Ellos saben que las opciones están dictadas por intereses económicos, primordialmente los bonistas, y que su capacidad intelectual no supera la de los tiburones en la industria privada que con cada visión de ventaja política le sacan partida con intereses para su bolsillo. Préstamos y favores, ambos abstractos que componen la conducta de los políticos en Puerto Rico. Y nos distraen con entretenimiento en el caos, la descripción de la debacle sin verdaderas soluciones. Porque al ser complices del problema reconocerían su ineptitud y tendrían que donar todas sus riquezas a la plebe que tanto han expurgado y culpado de los males con impuestos, regulaciones y trabas que los pudientes que toman nuestro país como Isla de vacaciones no les molesta pagar o saben bien como evadirlo.

Ya las costumbres de aparentar ser distintos en la forma de gobernar pasó. La bonanza se acabó. Queda repartirse la culpa mientras preparan los planes para el próximo esquema, tirarse a la calle, darle a la gente un enfático apretón de mano, prometer, mentir, atacar, endeudar en favores a personas, entidades, comunidades y compañías. El voto, como permiso, se busca para obtener la licencia indecente para decir cualquier cosa y achacarla al combate político. Es aceptar y promulgar que individuos vestidos de peloteros anden por las calles dándole batazos a todo lo que encuentran en su camino.


Eduardo Bhatia, presidente del Senado, no se las
deja pasar de nadie que confronte sus propuestas
como aumentar la productividad de la AEE abriendo
los servicios al mercado privado 
Repiten los mismos repudios cambiándole el nombre y el partido. Dirigen los asuntos del país desde los cuarteles políticos de sus respectivos partidos y se esconden de la gente. No gustan salir en la prensa ni provocan los epítetos de las uniones. Antes de hacer una vista pública, se habla de planchas, caucus y alianzas. Cada protesta lubrica la maquinaria, mueve las bujías que engranan al personaje que será el próximo Gobernador. Será el "líder" o el punching bag pero no será el salvador, ni siquiera el arquitecto de la estrategia para resolver la recesión. Dirán lo que sea sabiendo que su pasaje será fugaz

Entonces nos quejamos mientras una generación se asesina, otra migra y otra muere. El instinto de supervivencia se adopta en ese ciclo que con toda la publicidad persuasiva inyectan en la calle los políticos y es más fácil dejarse llevar que ir contra la corriente, los seguidores de. Con las protestas pasa lo mismo. Unos se encamaran en protesta y llaman seguidores para que hagan eco de sus reclamos, rieguen la voz e inclinen la báscula a favor de la opinión pública generada.

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