viernes, 4 de septiembre de 2020

Sobre la (Orden) Ejecutiva de la Noche

El punto es hacer una conferencia de prensa para leer Powerpoints, sin representantes de los medios y dejarlos pidiendo más.





La lucha por la sanidad durante la epidemia es un péndulo entre lo que se quiere hacer para liberar el estrés y lo que se ordena por las autoridades. Las directrices de cierre, encierro y distanciamiento social batallan contra la depresión (económica y emocional), la aventura, el deseo o simplemente lo que le dé la gana a uno dentro de la legalidad de las cosas


Una vez loable por muchos, incluso gobernantes y personalidades políticas en Estados Unidos, las ordenes ejecutivas firmadas por la gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez Garced, continúan su impacto en la sociedad puertorriqueña siendo las restricciones más estrictas de mayor duración dentro de una jurisdicción estadounidense. Desde el 15 de marzo de 2020, los puertorriqueños han sido restringidos de su libertad de asociación y empleo con un toque de queda que ha durado cerca de 4 cuarentenas. Las medidas forman parte del plan de fases para erradicar el Covid-19 de Puerto Rico. Sin embargo, las partes no han cumplido a cabalidad los acuerdos en este contrato social de supervivencia en tiempos de corona virus. 

Para trasfonde, las ordenes ejecutivas, según el portal espaciosabiertos.org, son:
un instrumento del Gobernador derivado del ejercicio del poder ejecutivo por fuerza de ley, por medio del cual el Gobernador emite una orden a una entidad de la Rama Ejecutiva. Siendo un documento expedido por el Gobernador de acuerdo con la ley, es un documento público que sirve a los propósitos de implantación de la política pública e iniciativas del Gobierno de Puerto Rico.

  

Desde que entró a Fortaleza por mandato constitucional en agosto de 2019,  la Gobernadora ha firmado sobre 80 Órdenes Ejecutivas(OE), entre las que se destacan cerca de 30 relacionadas directa e indirectamente con la pandemia del Covid-19. Dichas OE establecen cambios como el cierre comercial total, (que al principio de la pandemia fue por dos semanas), la imposición de medidas de desinfección a todos los lugares que recibieran público (una vez se abrió parcialmente la economía) y la amnistía de multas, licencias, permisos y demás servicios gubernamentales que tuvieron que cesar sus operaciones a tono con el cierre de espacios de gran cogregación. Las agencias gubernamentales, mayormente oficinas administrativas, se han mantenido cerradas, algunas con trabajo remoto, mientras que otros servicios operan de manera parcial en oficinas regionales
.
Vázquez Garced anunció el pasado primero de agosto otra versión de la Orden Ejecutiva que lleva modificando desde el 15 de marzo. En medio de una conferencia de prensa ella, el secretario de salud Lorenzo González y miembros del Task Force Económico, hicieron sus "recomendaciones" al pueblo extendiendo la extenuante cuarentena. Luego de un fiasco en las primarias electorales, que en cierta forma se puede tomar como un "mea culpa" de la clase política, se definió la OE que continúa hasta el momento, un paso de la fase 4 a la fase 2: servicio parcial, toque de queda a las 10:00pm y ley seca los domingos.


El Toque de Queda que cada noche 
nos recuerda el Estado de ineficiencia
Las medidas que ha tomado el Gobierno de Puerto Rico para lidiar contra el Covid 19 han sido insuficientes para detener la ola de contagios. El primer cierre estableció el  toque de queda a las 7:00PM todas las noches. En ese momento del mes de marzo, nadie sabía lo que pasaba, ni cómo se comportaba el virus, por lo que el lockdown se aceptó sin debate. Se habló de beneficios de desempleo para todos los afectados por el cierre, moratorias en el pago de hipotecas y préstamos de parte de los bancos, educación a distancia en todos los grados. Se añadió la amnistía de pago a cuentas de utilidades y licencias, como el pago de luz y la licencia de conducir, entre otras obligaciones.  Tambien se prohibió la congregación de 10 personas o más,  y gran parte del pueblo acató las restricciones impuestas. Estamos en medio de una pandemia después de todo, pero los números de contagios no cesaron de crecer. Pero lo más que creció fue el déficit económico de miles de puertorriqueños. 
La restricción a la libertad de los individuos es parte del plan de fases, fases que incluyen la compra de equipos para tratar los infectados con Covid (los famososo ventiladores), rastrear los contagios con la adquisición de pruebas moleculares y serológicas (las que se compraron a la prisa que eran "fatúlas"); complementado por el dashboard del Departamento de Salud de Puerto Rico, una página de rastreo e identificación. A esos fines, el CARES Act asignó $2,200 millones para ejecutar las medidas que ayudarían a erradicar el letal virus. Según esta noticia de Telemundo, a finales de agosto quedan uns $1,400 millones por desembolsar. No se compraron las pruebas durante el tiempo de mayor encierro, ni se estableció el método de rastreo eficiente que alardearon cuando se negaron a cerrar el aeropuerto.
Hay quejas de sectores económicos por las consecuencias de la vorágine de Órdenes Ejecutivas. El turismo y la hospedería operan a un mínimo, al igual que los restaurantes que han tenido que cambiar su operación a servicio de entrega y/o "carry-out", comercios que invirtieron en técnicas de sanidad para operar a un 25 por ciento de capacidad. El mágico efecto de los trickle down economics se puede apreciar en como las cadenas, al perder miles y millones de dólares llevan miles al desempleo, lo que se ha convertido en un caos sin precedentes. Por ejemplo,  Caribbean Cinemas, la cadena de cines más grande del Caribe, ha tenido que despedir 1,500 empleados al no poder operar incluso cuando demostró su protocolo de higiene. Los propietarios del Auto Cine Santana retaron las restricciones de la OE por la vía judicial pero la demanda no procedió en el Tribunal. El hipnotizante efecto de la cuarentena arropa gran parte de Borinquen como un hechizo: con el poder de la palabra y el miedo.
Hay razones tanto para tomar la OE en serio como para cuestionar su objetivo. Sin restarle importancia a la amenaza del Covid-19, las consecuencias económicas y sociales están cortando la grasa de la sociedad como ninguna medida de austeridad lo había logrado en décadas. Mientras nos encierran con órdenes punitivas, al igual que de cierto desprecio colectivo social, no ejercen su responsabilidad para combatir el Covid, para prevenir la muerte y hasta cierto punto el contagio. Se limitan a culpar al pueblo que no toma medidas de distanciamiento, que no utilizan apropiádamente la mascarilla, que visitan lugares...la culpa es de otro. La Ejecutiva en Fortaleza dijo que el "chinchorreo" estaba prohibido mientras hacía "rallies" para su fallida campaña a la gobernación, al igual que muchos otros políticos en campaña primarista, algunos de los que han dado positivo al virus luego de la contienda. Queda demostrado que su plan es mitigar la pandemia como un juego de azar, una cacería de oportunidades para los atrevidos que le canten su bluff autoritario y desmedido, demostrando la improvisación de un líder político creado a última hora como los powerpoints que presenta con su task force. En los días que anuncia multas a quienes desobedezcan las directrices de la OE se reportan menos agentes de la Policía de Puerto Rico a los cuarteles, consecuencia sumada a la impotencia de la OE que ni procedimiento punitivo tiene detallado. Pero no ocurre así. Es lo que se diga pero ciertas restricciones aplican.

En el PR de hoy a través de una Orden Ejecutiva se detiene la vida diaria de muchos puertorriqueños, pero no todos. La pandemia nos trajo al vocablo regular los empleados esenciales, las personas cuya labor es imperativa para sostener algo de lo que fué la economía. Además de los ya conocidos por la experiencia de los huracanes (bomberos, policías, doctores, enfermeras, empleados de gasolineras, entre otros que funcionan dentro de esas industrias, incluyendo los medios de comunicación) se sumaron los empleados de establecimientos de comida rápida, los gondoleros y cajeros de supermercados (y toda la cadena de distribución que abarca la industria de alimentos), a la larga se sumaron los empleos diestros, como electricistas y fontaneros. En fin la sociedad tuvo que modificar muchos aspectos de su funcionamiento diario para servirle a quienes tienen que enfrentar con su vocación la amenaza de la pandemia. Excepto los que trabajan de noche. Por decreto del toque de queda no se pueden operar clubes ni casinos; ya se mencionó el cine pero igual ocurre con el teatro, los conciertos, las noches de comedia, de poesía; los cónclaves de baile, funerales, bodas, quinceañeros, graduaciones y entierros. Tan absurdo es el espectro de la OE que una fiesta tradicional de Día de Acción de Gracias es una violación a la misma pero la congregación de decenas de políticos y sus seguidores no merece repudio alguno. 

Si bien este virus lo paramos todos, o unidos lo venceremos, se necesita de mayor responsabilidad de parte del Gobierno, mucho más que una amenaza de multa y encierro. Se necesita mover el dinero que hay disponible por el CARES Act para manejar las instrumentalidades necesarias que han sido afectadas por la pandemia, incluyendo la compra de equipos para elevar los servicios a nivel digital. Hace falta que el manejo de información sobre el virus vaya más allá de cuántos contagios y muertes hay, a tratamientos que fortalezcan el sistema para combatir el Covid, a detectar y frenar el mismo mientras la sociedad continúa viviendo, trabajando, como los empleados esenciales de la politiquería hicieron para los rallies, abrir comités y celebrar medias victorias en las primarias desastrosas que transcurrieron durante la pandemia. Es un momento histórico que demanda liderazgo inteligente, no el canibalismo que pretende limpiar la calle de gente para que los elegidos y los atrevidos puedan pasearse sin tapón. No es tiempo para esperar a que aperazca el filtro que va a tomar parte del dinero para el partido, sino que se ejecute fielmente el propósito de esos fondos por el bien de los ciudadanos, antes que no queden quienes sirvan de zombies a esos mismos partidos en el futuro. No es el momento para dejar de pagar a los médicos, a los desempleados, a los pensionados y mucho menos para otorgar salarios absurdos a amigos y familiares del alma. Disimular ya no les funciona. Ya después del timbre nocturno están sonando las motoras de quienes retan temerariamente ese disimule de autoridad. 
En el límite del absurdo queda retar la OE con la Constitución, ¿En que momento un decreto de un gobierno cuyo 1/3 no fué electo mediante sufragio puede anular los derechos constitucionales? ¿Hasta que punto es aceptable que el Gobierno falle en su labor de proteger al pueblo y utilizar los recursos disponibles para losmejores intereses de los constituyentes? ¿Si nos lanzamos a protestar, estamos en contra de la ley? ¿Eso nos convierte en enemigos del estado? Al parecer es cierto que al llegar al poder se determina que "algunos animales son más iguales que otros".

domingo, 27 de enero de 2019

Sobre el vampirismo o cómo sacar SuperXclusivo de la televisión no cambió nada.

Por 13 años la televisión puertorriqueña fue testigo de un programa burdo y machista, que se amparó en la libertad de expresión para explotar las desventajas de personalidades públicas y al pueblo le encantaba. Las tardes se paralizaban a las 6:00pm para sintonizar el programa consolidado como líder en ratings durante el espacio "prime time" de la tarde.
SuperXclusivo, programa que salió al aire por una hora de lunes a viernes, reunía la comunidad puertorriqueña mejor que la campaña de Goya dedicada precisamente a ese fin. No en el mejor contexto. El espacio juntaba  a millones de puertorriqueños de "aquí y allá" para escuchar a Antulio "Kobbo" Santarrosa a través de su marioneta "La Comay" junto al galán de telenovelas Héctor Travieso, brindando el chisme de celebridades y políticos, los errores en la prensa y las entrevistas de que generaban noticia. En el ocaso de lo que fuese una de las rachas más exitosas en la televisión puertorriqueña, SuperXclusivo brindó la entrevista que presento al convicto Pablo Casellas ante las pantallas de millones de boricuas en la escena. Las imágenes capturadas presentaron un mal manejo de la escena, una historia que fue refutada durante el caso de asesinato. Fue la base para decenas de artículos periodísticos de todos los medios en la Isla. Pero la fama llegó con la notoriedad que le nombro "la reina del bochinche". La programación se movía como una Teve Guía en las manos de Minga y Petraca, si Minga y Petraca tuviesen un podcast con efectos visuales graciosos para afinar el tono de burla que definió el vacilón de la Comay.

El lenguaje pueblerino del personaje  "la doña chismosa del barrio" ofendía, con ganas o sin ganas, al mismo público que amaba odiar el programa. Era un anti-noticiero que salía al aire después de las noticias. Era un hoyo negro que no te dejaba ir entre risas burlonas y exposición cargada, como dados en el casino o los colmillos de una víbora. El elenco no estuvo exento de controversia. Leo Fernández III fue despedido y burlado, mientras el propio Santarrosa fue demandado por difamación al publicar que Adolfo Krans sostenía una relación fuera de su matrimonio con la ex gobernadora Sila María Calderón
Con un suceso se volcó la barca de SuperXclusivo y la bonanza que tuvo Wapa TV, la cobertura elevó el tono del programa a un nivel ofensivo. El activista Pedro Julio Serrano aprovechó un boicot que sustrajo de las arcas de la televisora 16 auspiciadores del espacio, una herida que pudo desangrar aproximadamente $1.3 millones por semana por concepto de publicidad, según este artículo de Noticel.
El chisme en cuestion
El asesinato de José Enrique Gómez Saladín en circunstancias tragicas abrió las puertas para que el titiritero alegara que la víctima "buscó su fin", al estar en las calles de Caguas de noche y alejado de su casa, aunque el mismo fuese ultimado en un asalto. El publicista para ciertos artistas gozaba de gran respeto entre personas de los medios además de ser un hombre casado, lo que añadió devastación a las palabras de La Comay. Las pasiones se dejaron sentir. La modalidad del activismo cibernético, aquella táctica de usar redes sociales  para alentar la protesta en contra de un particular y en nombre de la indignación singular. Las redes sociales cambiaron el gobierno de Egipto en el 2012. Aquí se sacó un programa del aire para eliminar el lenguaje ofensivo e instalar dignidad en los medios locales.
El Boicot a la Comay movio un coro de indignacion contra el canal que albergaba al titiritero, llamando a la decencia del publico para censurar expresiones que catalogaban como cargadas de odio. Le señalaron discrimen ante la comunidad homosexual por hacer expresiones peyorativas alusiva a los gays. Conjuntamente se logro agotar la resistencia de Antulio Santarossa y el programa salio del aire. Sin embargo, el programa no perdio ratings significativamente durante el boicot, ni fue la falta de auspiciadores lo que colmo la copa. Fue el mismo Kobbo quien decidio terminar con el taller. No hubo despedida ni exlicacion. El espacio de 555 pm a 6pm quedo abierto ante todos los postores. Los creadores del boicot y sus seguidores lograron su objetivo de sacar la chavacaneria de la television puertorriqueña.
El vampiro como metafora
Como personaje de la cultura popular, el vampiro es un demonio, o un humano enfermo, o una criatura humanoide, que se alimenta de la sangre de seres vivos. Son longevos, debiles ante la insasiable hambre que los lleva a actuar fuera del civismo social. Su experiencia permite una educacion superior a cualquiera adquirida en el ciclo de vida normal, lo que utilizan para integrarse en sociedad desde una burbuja privilegiada, en el caso de las novelas de Anne Rice o la soberbia a la seguridad. Los vampiros se regeneran de heridas asi como gozan de inmunidad a enfermedades. Sufren la necesidad de consumir sangre viva y las consecuencias morales que puede traer el acto de matar personas y animales a diario para sostener la vida. Participan de sacrificios y rituales en concubinato para protegerse, mientra se deleitan en placer subliminalmente chupando la sangre por el cuello en una clara alusion al fogoso erotismo del sexo.
Pero esto no tiene que ver con sexo.
La cancelacion del trabajo trajo escenarios predescibles: la caida de los raitings de Wapa en ese horario mientras la competencia (en ese momento) recogió la atención al chisme. Ademas del lenguaje y contenido ofensivo, SuperXclusivo retrataba aspectos de la cultura puertorriqueña que carecian de foro. El ¨relajo¨ rancio de machismo que ya no es apto en el mercado aunque el público disfrute de ello como una culpa con gusto (Guilty Pleasure).
Por 6 años
La televisión local logró tener al programa número uno por 6 años fuera del aire. No había indicios de que regresara a las pantallas ni en ese ni en otros horarios. Se decía que Kobbo estaba retirado del espectáculo, que Héctor Travieso tampoco ya que tuvo una oportunidad en ´´Dando Candela´´ para salirse y mantenerse en el ojo público con videos por Facebook. El camino estaba abierto para que los críticos que abuchearon la publicidad de SuperXclusivo hasta presionarlo fuera de la televisión presentara su propuesta. Sin embargo la programación, tanto a esa hora como en otros horarios, quedó igual sino más burda. Los chistes oscilan entre machismo y violencia con igual frecuencia que antes del boicot. Salvo la introducción del análisis noticioso que brinda, "Jugando Pelota Dura", el horario habitual de La Comay seguía siendo del chisme y el comentario. 
Pero, ¿qué pasó con la decencia exigida al programa de Kobbo? Wilson Torres compró una mujer a mediodia y Herbert Cruz coquetea desde su trasvestido personaje como ninguna mujer y el momento que atrae las carcajadas en la programación es cuando la bofetá da muy duro o alguien en el elenco se olvida del libreto. 
Hoy regresa el programa por Mega TV al mismo horario, con el nombre de "La Comay". Luce ser el mismo formato, con el mismo bravío que le mantuvo en la cúspide del primetime. En seis años no se presentó una propuesta moderna, diferente, con la calidad para hacer que el público exija mejores libretos, efectos post producción y calidad de humor.

martes, 14 de noviembre de 2017

Sobre la heroína Trump

El problema de la heroína no es que mata sino que gusta tanto que no la puedes dejar fácilmente.
Damas y caballeros, el Presidente
de los Estados Unidos
Un drogodependiente me dijo que la nota de heroína era mejor que tres orgasmos, por eso prefería conseguir la droga antes que una novia. Ese momento me chocó, siendo adolescente, ante el poder que el derivado de opio exhibía sobre el hombre. En esa época era lo más fuerte en el mercado negro. Entendí que de todas las cosas que se pueden probar en la vida, esa se debe evitar porque no te mueres de la primera. El problema cae en que puede gustar tanto que te separa de la humanidad cotidiana, que te puede alejar de familia, amistades, la ley, decencia y el decoro civil.
El actual presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, tiene un efecto similar. Es burdo, accesible, peligroso y adictivo. Su elección y constante exposición en los medios comprueban que es un mal difícil de soltar. Entrar en pleito con el cuadragésimo quinto presidente es caer en el foco de medios locales, internacionales y en boca de grupos en contra y a favor de la polémica figura y la hemorragia de ideales que personifica. Y digo personifica a diferencia de representa, porque el magnate nuyorquino sólo representa el privilegio de ser otro hombre blanco millonario. Tiene la vida de empresario; siempre jefe, nunca empleado. No es político. Su actual puesto nace de un capricho en vez de una vocación para el servicio público. Nunca ocupó puesto político ni militó oficialmente en los dos partidos principales hasta que decidió cargar el sello del Partido Republicano. Fue el donante de los dos partidos que decidió tomar el poder político que compraba en sus manos.
Fue la audacia de lanzarse contra la cuantía de Republicanos el primer toque de la droga que es Trump. Después de todo: ¿Quién era este tipo contra políticos veteranos del partido conservador? Los medios cayeron ante la barbitúrica voz del que fue protagonista del reality show The Apprentice, especialmente cuando sus ideas evocaron la multitud racista de los EEUU. Llamó a los mexicanos violadores y criminales, propuso construir un muro fronterizo para atacar la migración ilegal y atacó la debilidad de la administración Obama en su lucha contra el terrorismo, acusándolo hasta de crear el actual grupo terrorista ISIS (o ISIL como le llamaba Barack Obama reconociendo la ambición de adquirir los países de Iraq y Libya). La prensa afable con el ideal demócrata sintió el arrebato. Le dieron foro a la demencia que despilfarraba. Entendieron que la exposición de las frases de Trump ayudarían a la candidata del Partido Demócrata, Hillary Rodham Clinton (HRC). A Trump le dieron portadas, segmentos y miles de posts en redes sociales criticando su plataforma. Atacaron su capacidad para tomar el legado de Obama, a quien Trump le reclamó el Certificado de Nacimiento.
Pero subestimaron, como aquellos que pretenden inyectarse y seguir su vida como antes, la potencia que la droga tiene en la mente débil y depresiva de la multitud que padecía el aislamiento político y también de aquellos que no simpatizaron con HRC. Así resurgió el sentimiento supremacista, aquellos "olvidados" durante la presidencia de Obama y su histórico gobierno que abogó por derechos pro LGBTTQ, además de que su elección en dos ciclos electorales en sí parecía un paso adelante en contra de la historia racista en los EEUU. El primer hit fue de incredulidad. Se pensó que el racismo de los EEUU se había debilitado tanto en 8 años que no podría resurgir al punto de elegir a un novato político entrando a la contienda de mayor poder en la nación.

El odio alimenta el fuego que prepara la dosis.

En son de protesta contra ese establecimiento demócrata los llamados grupos de odio, como el Ku Klux Klan, apoyaron a Trump. Pero no estaban solos. Magnates como él vieron un aliado, a un hombre de corporaciones que haría maravillas para la economía. Pero, ¿Cuál sería el precio? Al momento parecía poco, como una dosis a la semana. Parecía imposible que el autor de "The Art of the Deal",  eliminara al gobernador de Florida y hermano e hijo de dos presidentes, Jeb Bush. O el exgobernador de New Jersey, Mike Huckabee. Mucho menos a Ted Cruz o Marco Rubio, congresistas en estados con alta densidad poblacional latina. Súmele que el apoyo en aquel momento eran neonazis, el KKK y un ejército de memes que adoptaron como mascota un sapo cuya representación era estar triste. Así son las drogas. Te arrastran por un camino oscuro hacia un momento de claridad, usualmente en medio de la nota, y te exhibe los peores rasgos. 
Como todo viaje alucinante, la impulsión del Agente Naranja del Caos por la concurrida carrera primarista tuvo visuales deslumbrantes, colores que eclipsaron la verdad. Se fomentó el personaje. Las masas consumidoras de medios cayeron estupefactos con cada respuesta cruda que daba Trump a las críticas. Sus respuestas ácidas, llamó a oponentes flojos, mongos. Sugirió la idea que Ted Cruz fue el Asesino del Zodíaco, una desgraciada desinformación compartida por las redes sociales. La nota se intensificó con la desinformación, aqulelos memes falsos en contenido pero graciosos, chocantes, nihilistas, controversiales y ofensivos, que se regaron como el opiato por la sangre, siendo algunos compartidos por la familia Trump. Con el ciberespacio siendo las venas cruzando millones de personas, ese flujo constante de desinformación ganó momentum para el candidato Republicano. Era malo pero imposible de dejar, más cuando Trump derrotaba sus contrincantes, saliendo victorioso como las ganas que ceden en el entusiasmo del adicto por buscar una cura, conforme con la nota.
Cura es otro nombre para la droga una vez posee al usuario como una simbolización del buen estado que crea la nota. Cuando no se está bajo los efectos, los usuarios se enferman. La cura de los medios noticiosos en la campaña electoral, ese negocio de atención mundial (piensa en el dinero de los anuncios y la garantía de acceso a público), fue la presentación del teatro que aparecía ante el mundo: el tipo racista, políticamente incorrecto e incompetente tenía la oportunidad de ser Presidente de los EEUU, algo que expertos politólogos descartaron al principio de la contienda. Creyeron que exponer el personaje como símbolo debilitaría el apoyo político que recibía mientras se adoptaba y creaba ese símbolo. Junto a la millonaria exposición por Twitter, donde suma sobre 42 millones de seguidores, el efecto Trump contagió el mundo. Estaba en boca de todos y en los Timelines de todos.
Pero hay controversia en las palabras de un adicto "embollao". Aunque continúa la investigación, se alega que hackers rusos crearon bots para difundir el mensaje, crear desinformación dañina (además de los chistes, que se sabían, los bots arriesgan la difamación porque es sumamente difícil identificar el emisor),  hackear cuentas oficiales de contrincantes, con el propósito de afectar la reputación de cada contrincante. La ridiculización del proceso político se juntó al poder persuasivo de la desinformación y atrajeron la atención cualquiera con cuenta de red social. No podían parar de hablar de Trump para criticarlo, advertirnos y otros para defenderlo. Aunque era más el repudio, la adversidad le daba fuerza. Quizás fue el falso sentido de identidad con un nuevo movimiento o el repudio al Washington tradicional, mundo que creó a HRC, lo que dió paso al hashtag "Can't Stump The Trump". Y fue la contendiente quien bautizó a los deplorables.
La campaña quebrantó a HRC por los
 ataques de Trump y sus deplorables. 
En septiembre de 2016 HRC llamó deplorables los seguidores de la práctica de desinformación que apoyó a Trump. La tergiversación fue tal que "Pepe the Frog" fue confundido como un símbolo de supremacía blanca, distante de su orígen y representación previa al uso por los bots y trolls. Una desinformación regada por el mismo grupo demócrata y simpatizantes con HRC. Una buena explicación de cómo un personaje de cómic se convirtió en el símbolo del alt right medio-conservador está en este reportaje de Olivia Nuzzy para The Daily Beast. La cura creó una neblina entre la mente colectiva y la realidad. "¿Qué está pasando que no ven que la mala publicidad no es deterrente para Trump?", me preguntaba. Era apagar un fuego con gasolina; seguir enfermo con la "cura". Decía: "La elección es de HRC a perder. Ella lleva años trabajando para este momento."
Y en gran parte, ella la echó a perder. Para beneficio de esta analogía, concluyamos que fue una falla de
ejecución mezclada con la realidad machista americana, un toque de historial político controversial (La alteración interna contra Bernie Sanders, Benghazi y la eliminación de emails por ejemplo), tal como se mezcla la heroína con otras drogas para bajarle intensidad. Incluso su salud fue analizada por medios, tema que los deplorables convirtieron en una desventaja natural para el trabajo de tener los códigos nucleares y negociar con Vladimir Putin y Kim Jung Un. En cambio el ahora presidente estaba suministrando la droga como el bichote, desde lejos, dejando que los tiradores la corran. Trump hablaba, como acostumbra hacer, de sus logros como negociante y empresario, desde los ratings de su programa, la belleza de su familia, el éxito de su marca en el mundo de bienes raíces y entretenimiento. Alardeaba de su virilidad, de su salud a sus 72 años. Insultó e intimidó a HRC, llamándola "Crooked Hillary" y vociferando en mítines, al igual que su red social favorita Twitter, el slogan "Lock Her Up", como un personaje de la lucha libre (espectáculo que también tuvo su dosis de Trump en Wrestlemania 23 allá en el 2007). Durante un debate entre ellos, HRC admitió sentirse asqueada y perseguida por la manera en que Trump le hablaba, miraba y caminaba a sus espaldas. La intimidación notable alardeó la imagen de macho alfa que quería proyectar el candidato republicano, apelando a la debilidad de HRC para confrontar efectivamente el poder. Eso, junto a la fallida estrategia de apelar al voto femenino denunciando lo que enaltece la figura machista apoyada por los deplorables tiro por una cúspide lo que parecía una victoria segura por la candidata apoyada por Barack Obama y cientos de celebridades. Cada apoyo que recibía HRC era contestado por denuncias sobre una prensa que usaba su poder mediático para impulsar quien fuese la primera mujer presidente de los Estados Unidos. Eso junto a denuncias de un poder político que por muchos años había ensuciado a Washington, lo que el candidato republicano nombró como "Drain the Swamp" o sacar a los políticos que llevaban recostados de su influencia política viviendo de la gente, hundiendo los valores de Estados Unidos que representaba a aquellos deplorables. El personaje tenía slogans. También tenía Twitter para contraatacar lo que nominó "Fake News"


"All you nasty Boys" Janet Jackson "Nasty" 

El fenómeno tomó tanto auge que dejó al mundo sorprendido. Trump ganó la presidencia y dejó la nación arrebatada. Con el favor del colegio electoral, el mecanismo americano que permite a un candidato rebasar al otro aunque tenga la mayoría de votos populares, lo de la gente, como funciona el sistema puertorriqueño. La negativa a la victoria presidencial inspiró el primer capitulo de la serie de FX American Horror Story: Cult, mostrando dos reacciones opuestas. Ambos protagonistas interpretan las emociones. Por un lado la frustración enojada y desesperada de los simpatizantes demócratas culpándose por no haber hecho suficiente, desde no votar o por confiar en la voluntad del magnate, hasta el voto castigo contra HRC por haber ganseado a su contrincante primarista Bernie Sanders. Por el otro, el antagonista siente que la era del miedo como valor social llegó mediante la formación de un gobierno que planteó en su plataforma la muralla, el ataque contra ISIS y el liberalismo de años previos, elevando su obsesión a nivel fraternal, de ahí el nombre de Cult. El simbolismo de enjambre, la miel y el trabajo de las abejas en unísono interpreta la unión social que trabajó para vencer los obstáculos que dejaban a Trump fuera de la posición política poderosa.

La realidad del 2017 ha sido atacada por desastres naturales y sociales. Tiroteos masivos y protestas violentas han marcado a EEUU al igual que los huracanes Harvey, Irma y María, con mención a los incendios en California. Cada evento exige una acción presidencial de condolencias, liderato que relaje el conciente social antes de sucumbir al pánico o la frustración. Como la droga que se ingiere para escapar los problemas, el ojo social mediático, fuente principal de comunicación presidencial en esta era, cada expresión de Trump levantó la ira de sus críticos y la defensa de sus seguidores. Hasta la amenaza de Corea del Norte se ha convertido en espectáculo, peligroso por quienes protagonizan la discusión. Los medios y sus secuaces que quieren desarticular la presidencia antes que se convierta más fuerte, evocan los hashtags, comparen las historias y comparan la degeneración del 45 con el ánimo de impugnarlo. El frente de guerra han sido los medios; todos los medios de comunicación.
Esa adicción al personaje para odiarlo o defenderlo continúa su consumo de la consciencia colectiva. Las figuras que entran en discusión con el se arrebatan con la atención que las criticas levantan. Con cerca de 42 millones de seguidores en su cuenta personal y el ejército (real y virtual) de retuiteros, la opinión usualmente desequilibrada genera viralidad dependiendo de quien inicia la crítica. En nuestro caso le tocó a la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, que evoca la respuesta del presidente ya que el gobernador Ricardo Rosselló Nevares le hacía gracia el comportamiento no presidencial de Trump ante la crisis humanitaria que se estaba viviendo en las primeras semanas después del huracán, tiempo llamado el desastre luego del desastre.
Hay cosas nasty en una Isla que tapa su hedor con agua de colonia. 
Acusandola de ser "nasty", la Alcaldesa se transformó viralmente en ícono antitrumpista boricua. Medios de Estados Unidos se contagiaron con la fiebre del desastre, enfocándose en la respuesta federal ante el sufrimiento de millones de "fellow americans". La extensión del arrebato llamó la atención del abiertamente crítico programa de comedia Saturday Night Live, convirtiendo el episodio en el skit de apertura en su estreno de temporada. La actriz Melissa Villaseñor se vistió de Carmen Yulín contra el Donald de Alec Baldwin en un recuento refrito del intercambio que originalmente se dió por Twitter. Claramente la "Alcaldesa" le reclamaba al "Presidente" una pronta respuesta ya que había gente muriéndose, a lo que el personaje responde con el desconocimiento de lo que verdaderamente es el Estado Libre Asociado y su posición geográfica. La mofa confirma el "high" que puede dar un buen cantazo de la heroína Trump. Anderson Cooper vino, también Geraldo Rivera pero David Begnaud se quedó y ha sido el mejor trabajo periodístico que he visto, leído y retuiteado. Pero volviendo al "hit" que probó la Alcaldesa. La nota que provoca la viralidad de un mensaje debe ser abarcadora, una vocalidad de millonaria extensión, de influencia compartida por el mundo, por troles e intelectuales. De salir en Wapa a CNN, de rituits de Johana Rosaly a Cher, el conflicto abrió un foro mundial para que la verdadera historia de Puerto Rico se conociera a través de los protagonistas políticos y ciudadanos, con el apoyo de cientos de "influencers".
Pero de "nasty" se puede hablar la partida mediática que sirvió el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló Nevares, al embudo de atención sobre la Isla. "Todos los días hablo con él", decía Rosselló Nevares. "Siempre ha estado ahí para ayudarnos", repetía a los medios americanos. Acá decía Dávila Colón que se estaba echando a Casa Blanca en el bolsillo. Nasty por demás está sentarse al lado del Presidente de los EEUU mientras celebraba la mentira sobre la cifra de muertos, mentira que surge para proteger el manejo de la crisis. Ambos, Trump y Ricky, se han retractado del anuncio inicial. Más nasty es seducirse por una visita divertida del tipo que quebró un hotel en la Isla y verlo lanzar papel toalla mientras aconseja, o desea, a los afectados allí presentes a que "la pasen bien". Nasty es tener el foco del mundo viendo la docilidad borincana ante su tragedia, porque "así se brega con el loco", "hay que caerle bien para que nos ayude". Cada puff, cada torniquete que saca nuestras venas, era una muestra de la fealdad propia que salía al contactar la droga. La política es nuestro deporte. La atención mediática intensificó esa dicotomía colonial que nos define en la lucha de identidad común que nace del  "pertenecer a, pero no ser parte de" los EEUU, lucha que se manifiesta localmente entre partidos políticos, gangsters y las clases sociales.
Ser el furor en el Congreso, aparecer en el "fake news cycle", hashtags y canciones de solidaridad avanzó las campañas políticas con hemorragias de fotos "impactando zonas con suministros". Con el narcisismo filantrópico vino la crítica, la "tiraera" de rojos, azules, verdes y la nueva gama de demócratas y republicanos criollos que ya están viviendo la estadidad. Nasty por demás que ciudadanos con foro exploten la crisis actual por el huracán María contra la crisis previa acusando contrincantes políticos. Los representantes de una colonia cuya protección reside en ayudas se sobrecargaron de la solidaridad hasta aumentar la debacle. El insularismo atascó los muelles llenos de suministros y los aviones con ayuda mientras los políticos se sacaban fotos con cajas, observando brigadas trabajando. Van 55 días del fenómeno; siguen las fotos, la desinformación, los mensajes crípticos que traen el fervor eleccionario del 2020, mientras no hay fiscalización interna entre agencias ejecutivas como DACO, la JRT, la AEE, el DE, ni ICF. Aprendieron rápido la tóxica política de Trump: usa el spin entre un mensaje de populismo vacío. Puerto Rico se levanta para ponerse de rodillas nuevamente.
Y más nasty es que la atención cae mientras se firman contratos desproporcionados, precisamente la conducta que nos trajo a la Junta de Supervisión Fiscal. La garrota congresional que pretende administrar el Estado Libre Asociado mientras desangra el presupuesto local con salarios viciosamente onerosos se desapareció en los primeros días post-María. Su salario no fue justificado ante el fenómeno. Pero aparecen contratos multi millonarios con cuestionable expectativa, ese despilfarro demasiado parecido a la corrupción, que confunden. La versión optimista de Puerto Rico Post-María (PRPM) crea un nuevo país, con novel generación de energía, códigos de construcción vanguardistas, solidario con las dificultades de estar en una isla rodeada por agua, mucha agua, de esas oceánicas. Entonces la AEE concede $300 millones a una compañía de 2 empleados, Whitefish, que subcontrataría brigadas que podía subcontratar la misma AEE. Peor fue la explicación, que tardaron en nombrar las personas que firmaron, bajo que condiciones de emergencia se escogió a esa compañía sobre las demás (ya que en emergencia la subasta puede ser obviada, viejo truco político para mover dinero), y por qué se hace semejante barbaridad. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Como país sería locura pretender cambiar haciendo lo mismo, dicho por Einstein. Pero ha sido el caos de la confusión junto con el arrebato congresional y presidencial, y el hecho que el PNP ha estado en campaña constante desde el 2015 (Primarias, elecciones generales, plebiscito estadidad, Guaynabo y ahora la reelección 2020) nos deja con un Puerto Rico que se levanta confundido, camino a los brazos de Luis Muñoz Marín para el valor de hacer un país de la ruina o coger un pasaje.
La droga que exhume Trump nos llevó a pensar que estamos ahí con los otros ciudadanos o todo lo contrario. Comentó que la deuda hay que olvidarla para tener espacio líquido en el proceso de reconstrucción lo que trajo esa atención a un problema crucial ANTES del huracán. La realidad es que su palabra es fantasía ya que el poder sobre Puerto Rico reside en el Congreso, donde tenemos voz pero no voto (al menos directamente) aunque esa voz se ha movido por los pasillos de Capitol Hill positivamente. La comisionado residente, Jennifer González, está trabajando como congresista codeándose con las altas figuras del GOP aún cuando le hizo campaña en contra a Trump y contra críticas de algunos pundits. La droga tocó a una persona provechosa, que se ha movido por los escalones de la política como Cotto por los rankings de boxeo. La atención de la diáspora, los artistas y los fellow americans, junto con el desprecio al 45 y las estadísticas que confirman éste como el mayor desastre natural en terreno americano, cada evento tejió una hebra en la hamaca que cruza el Atlántico. Innegablemente somos parte de los Estados Unidos, ciudadanos de segunda pero ciudadanos al fin, con lo bueno y lo malo que trae la militarización y se lleva la nueva ola que se junta a la diáspora. Las oportunidades de representación política en un ciclo electoral no serán tan descabelladas cuando salga el conteo final del éxodo y la peleadora exhiba su fuerza política en Washington. Aunque bien toda esta fiebre sea otro efecto de la heroína marca Trump, la que se consume entre tanto odio que desplaza todo pensamiento racional, despertando la pasión por el conflicto. Nuestro mayor conflicto sigue siendo la confusión nacional, la identidad perdida entre papeles congresionales y fallas judiciales.

¿La cura?

Quedará chapado en oro
este capítulo de la política americana.
Donald Trump es un fenómeno real así como la heroína sale de una planta. Siendo el presidente de mayor valor económico en la historia, un empresario niuyorquino que decidió retar a TODOS para la silla presidencial y lo logró. Su naturaleza no debe sorprender, como la constitución física que sede ante el efecto de la droga. Es el 1 por ciento que levantó a otro 60 por ciento para hacer algo diferente, "shake things up" y "drain the swamp". Como toda aventura al tripeo, la curiosidad de entrar en ese mundo arrastró la política americana y criolla en un tobogán que no ve fin.
El efecto Trump es adictivo para el mundo moderno, un presidente en Twitter que "las canta como las vé", que "habla como muchos" y es diferente por qué no es un político tradicional.
Pero él representa a EEUU aunque sea una pequeña y poderosa parte. Gente como él han existido desde el génesis de la nación. Por 8 años Barack Obama cambió cómo veíamos a los americanos, y aunque Trump no es el epítome de USA, es un recuerdo de la clase empresarial estadounidense, los hijos de los magnates. La atención que genera esa figura en la política atrae una millonada de personas, una experiencia adictiva en el 2017 para todo el que prueba la viralidad. Los políticos que manejan esa droga quedaron expuestos a su naturaleza boricua colonial. Cedieron al circo que atrae para mostrarle al mundo las llagas del colonialismo, no pidiendo ayuda, sino pidiendo más.
La única cura para esa droga es no probarla, pero igual se puede evitar conociendo sus características. ¿Cómo  piensa un magnate? ¿Con quién se cría? ¿Qué malas mañas cultivó en su desarrollo?  Enfrentarse con él es inútil porque tiene demasiado poder, suficiente para combatir el imperio mediático americano. Quizás la solución a la droga es la educación sobre la nocividad de sus efectos: la penumbra del racismo, el fundamentalismo como política pública, la xenofobia y la soberbia para cuestionar un sistema controlado con extremo celo. Esa última, lamentablemente, es la que mejor le ha funcionado hasta ahora. Su proyección apoyada por la surgencia de la desinformación masiva y el "spin" trajo este panorama nocivo que cada persona que prueba se "jukea". En solo 11 meses el Presidente se ha convertido en un eco ambulante, destruyendo el estándar presidencial y reconstruyendo a su nombre, chapeado en oro y controversia.
Contar con la droga para levantar un país que sigue una conducto autodestructiva es condenarlo a la enfermedad. Pedimos a Estados Unidos ayuda que al pasar por el peaje del Atlántico fomenta la disgustante política criolla que cada vez pierda credibilidad. Por eso la JSF tiene adeptos en la Isla. Es en el Congreso donde tenemos que batallar la adicción, no al Presidente, sino a la política de desinformación que lo creó, la muy parecida a la confusión política en PR por 100 años.


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