Cuando hablamos de entretenimiento en éstos momentos es inevitable hablar sobre el mega blockbuster "The Avengers". La super película de los heroes de Marvel Comics presenta una coalición "legendaria" juntada para defender al planeta de una amenaza catastrófica, traída por el poder de un artefacto en manos del villano perversamente travieso, rencoroso y vengativo. Pero un detalle de la historia me detuvo en seco durante esa travesía por el mundo que imaginaba cuando paseaba en los pasillos de la tienda de comics en Mayagüez hace mucho: el protagonismo de Tony Stark.
El auto proclamado "playboy, billionaire, genius, philantropist", Tony Stark es sin dudas el protagonista de la película que ya ha destrozado los record de taquilla (sobre $300 millones en 3 semanas, según el reciente box office de IMDB). Este personaje, cuyo alter-ego es Iron Man, es CEO de la principal manufacturera de armas para el ejercito de los Estados Unidos. Su mejor amigo es el Coronel James Rhodes, de la Fuerza Area; es contactado frecuentemente por agentes de S.H.I.E.L.D. y Iron Man se pasea por el mundo con un arsenal balístico por ropa. En la película, éste se entiende pico a pico con el director de la agencia de espionaje más elaborada del mundo, Nick "Mother Fuckin" Fury (interpretado por Samuel L. Jackson, lo que me hace añadirle el "Mother Fuckin" entre medio), amedrenta a quien en los orígenes de los Avengers era su líder, el Capitán América y todo lo hace luciendo como la salvación ante la crisis energética mundial.
Me detengo precisamente en ese pensamiento. En nuestros tiempos donde compañías privadas se encargan de la seguridad de grandes intereses, como Halliburton y Blackwater, me incomoda ver como en el mundo de fantasía, donde todo es posible, se recoge esa realidad en la cual los gobiernos y las empresas privadas multi-nacionales planifican los quehaceres de la población mundial en secreto. Es decir: ¿Acaso Disney y Marvel, gigantes del entretenimiento para niños y adolescentes, medios de alta influencia pública, cortejan subliminalmente la idea de poderes escondidos con intereses bélicos, de industrias financiando operaciones para-militares con fines políticos?
Steve Rogers aka Captain America, fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial, uno de esos heroes americanos tradicionales que detesta la opresión (sin vivir la lucha del Dr King) y está dispuesto a morir por su patria. Era un símbolo del patriotismo americano durante la lucha mediática contra Hitler (en la fantasía y en la vida real) en los 1940's (el debut de Capt America fue en 1941). Luego, al ser encontrado por los Avengers (1963), es otorgado el rol de líder de grupo ya que la leyenda que creó durante sus batallas contra el Axis del Mal le ganó el respeto de los heroes del momento, entre ellos Iron Man. Y por mucho de lo que crecí viendo de Capitán America en los comics, pensaba lo mismo: era un líder nato, así como los Estados Unidos fueron líderes mundiales en política, economía y tecnología en el siglo 20.
Volviendo a lo reciente, el largometraje intenta recrear la fuerza de convocatoria del héroe con uniforme rojo, blanco y azul pero el "zazz" de Robert Downey Jr lo eclipsa. Además el personaje de Downey Jr le es descortés e irrespetuoso al de Chris Evans. Mi punto es que Marvel tomó la decisión de callar la influencia del personaje patriótico por la relación que, evidentemente, se forma entre el hombre moderno, lleno de riquezas y personalidad con la masa social contemporanea. Es decir, lo que Capt America fue en los 40, Iron Man es ahora: un símbolo de la cultura norteamericana moderna. Y Hollywood no ha escatimado en hacer ese pensamiento claro. Downey Jr es el actor mejor pagado en el blockbuster dirigido por Joss Wheadon además de contar con 2 películas "solo", con una tercera parte a la vuelta de la esquina.
¿Perderse en el tiempo o enfrentar la realidad?
El epíteto es que los tiempos han cambiado; que el pasado se fue para no volver. Un estilo tradicional carece de destrezas necesarias para producir en el presente, evidenciado en el film por las constantes declaraciones que Cap no entiende cuando sus compañeros dialogan. Además, mientras Stark y Bruce Banner aka The Hulk están buscando el artefacto mediante recursos electrónicos, Cap hace la búsqueda físicamente y encuentra la contestación a las interrogantes de los hombres de ciencia pero su esfuerzo sigue eclipsado por la jerga técnica de los expertos. Mi apreciación continúa inclinándose hacia una perspectiva nostálgica. EL hombre que emana respeto a través de sacrificio y lucha es un papel secundario ante los intelectuales de hogaño. Y dichos intelectuales son, gracias a los logros que en tiempos de crisis hizo el héroe de WW2.
Dichos héroes, más que escasos, están obsoletos. Tal exposición (face time) a Tony Stark aumenta el favoritismo hacia el personaje, fomentando el culto al pseudo liberalismo globalizado. Ante las amenazas apocalípticas de nuestra existencia, una coalición super humana financiada por la industria bélica y administrada por el Gobierno de interés global es la opción. Eso o armas de destrucción masiva, que deben recuperar ya que Loki se las robó.
Pero el tiempo nos roba más que instrumentos. Nos roba ideales. Roba personas y actitudes. El tiempo se encarga de mover la rueda incesantemente. Problemas como las catastrofes y las guerras son históricos, nuestra reacción ante dichos sucesos es la variable. Se contraataca al miedo (a la destrucción y la muerte) luchando, defendiendo la vida, alejando la idea de la muerte, negándole su espacio en el ciclo de la vida. La retórica no es el defenderse; es qué defendemos: ¿Intereses o valores?
Rogers fue creado para combatir el mal. Stark creció como mercader de guerra. El primero, voluntariamente decide combatir la injusticia mientras que el segundo decide combatir las consecuencias de sus propias creaciones tecnológicas. Matices de héroes tienen pero orígenes heróicos no. Son maquinas de guerra: uno de carne, hueso y voluntad; el otro de hierro, circuitos y dinero. En el presente, con la muestra de "The Avengers" uno es protágonista mientras el otro es nostalgia pero ambos simbolizan, en sus características mitológicas, las posturas de guerra en la cultura popular.