martes, 23 de marzo de 2010

No es el Policia, sino el Físcal

¿Qué hace un fiel creyente de la democracia cuando sus principios fallan en su contra?
La presunción de inocencia, la libertad de un proceso de igualdad y equidad y el conjunto de procesos que preceden y anteceden estos sucesos de orden público fueron autores de otrro archivo inconcluso.
Tras constante acecho la violencia fue escalonada hasta el punto de ebullición que se debe evitar. Lo que comenzó como un conflicto en el trabajo paulatinamente creció a una agresión con arma blanca. La víctima fui yo y el atacante fue un deambulante.
Cada una de sus visitas al negocio creaban tensión por su actitud agresiva y desafiante ante las reglas de nuestra tienda. Además, su antagonismo ante la autoridad convocó la violenta actitud que culminó el lunes en las puertas del Subway de la Avenida Universidad.
Y se dió el encuentro:
primero me enfrenta ante las puerts del negocio, empujándome, atrincherándome contra las ventanas. Luego me reta, me provoca verbal y físicamente. Aquí es donde miden tu actitud en la calle, en el frente a frente. Y me vi frente a frente ante la constante inacción de nuestra sociedad sobre el gran problema social de los deambulantes, adictos que rondan las calles como tiburones en mar abierto. Y le olía a sangre el negocio. En mi veía una morsa herida.
Pero encontró resistencia en la entrada de su ocioso ritual abusivo y amenazante. No obstante sus intenciones eran tales que portaba un cuchillo con el cual me lanzó varias veces, en una rozando mi abdomen hasta acanzarme en el antebrazo izquierdo, dejando una marca que aunque se borre no se irá de mi. La resistencia fue comunitativa. Comenzó conmigo y al unísono intervinieron los presentes hasta que llegó la Policía. El atacante fue frustrado antes que hiriera a alguien más.
Y comenzó el proceso legal para poner a otro agresor en las calles, esta vez sin que se perdiera una vida. Si no pasaba así, tal vez el final hubiese sido otro.
Lo arrestaron, me llevaron a hacer la querrella. Llevaron el arma a capítulo como evidencia y a mi al CDT José Javier Antón para evidenciar la herida como consecuencia del altercado. Todo esto para ser detenido en la Fiscalía debido a una investigación inconclusa.
El atacante fue dejado en la libre comunidad hasta tanto no se complete una entrevista a testigos oculares de los hechos. Por la misma ley que me proteje, este hombre de 33 años, deambulante y usuario de drogas, criminal no clasificado, está en la libre comunidad y con una espina en su mente en mi contra.
Aunque le evidencia de la agresión era innegable, los derechos que nos hacen iguales me dejaron en la parte baja de la cadena alimenticia social que acapara la violenta realidad de nuestro Puerto Rico: a la espera del proceso investigativa aún cuando la Policía le explicaba al Físcal que las posibilidades de volver a encontrar al fantasma eran 1 en un millón, la continuidad de estos hechos violentas no verá su conclusión, en mi honesta opinión, hasta que no se derrame sangre, como se acostumbra en nuestra cotidianidad. Aparentemente, para la Fiscalía el único testigo que puede delatar un crimen es uno muerto o moribundo. Y aún así, la prostituta Justicia de Puerto Rico le encontrará un hoyo para dejarlo libre y lo considerará una victoria para sus emblemático sistema de Justicia comunitaria.

1 comentario:

  1. Así estamos en PR, la triste realidad. Habiendo cámaras y testigos, no fue suficiente para el k-brón fiscal, qué pasó? Tenías que ser hijo de un funcionario de Gobierno para que lo metieran adentro? Na', jodio k-bron, si a él, el fiscal, le hubiera pasado algo similar, y no hubieran testigos, el tipo no estuviera en la libre como lo está ahora por herir a un empleado que solo hace su trabajo. Triste la realidad de PR...

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