miércoles, 30 de junio de 2010

Policia de Puerto Rico arremete contra manifestantes en el Capitolio

vea el reportaje remoto de wapa.tvCon el Capitolio utilizado como "Caballo de Troya", la Policía de Puerto Rico madrugó esta tarde la entrada de manifestantes a la última sesión legislativa del año fiscal, sometiéndolos con golpes, gas pimienta y la movilización de la guardia montada, dejando varios heridos entre ellos un fotoperiodista en función.
La llamada Casa de Leyes se convirtió en escenario de discordia por segunda vez esta semana siendo la trifulca de hoy la peor en su historia.
Cerca de las 4:00 pm, según la transmisión especial de Telenoticias, la manifestación de los llamados estudiantes (y digo esto no para faltarle el respeto sino porque aunque los medios hablen de los estudiantes en alusión a los estudiantes de la UPR que le ha hecho frente al gobierno y fueron ellos los que convocaron la manifestación, hay una amplia contingencia de abogados, medios, empleados públicos, etc. que participa de estas protestas) intentó entrar al Capitolio. Inmediatamente estos llegaran a las escaleras la Fuerza de Choque salió del edificio público para bloquear las puertas. Poco después de establecerse comenzaron a empujar hacia al frente la primera linea de la protesta, utilizando su macanas contra hombres y mujeres indiscriminadamente. Dentro de los manifestantes se puede observar uno de ellos rociar con "Mace" a un agente. Esto inclinó el uso de la fuerza a uno más violento, lo cual implicó golpear, expandir el perímetro hasta la acera y rociar con gas pimienta cualquier oposición.
Seguido esto y cerca de las 6:30 pm, la Policía había aumentado en números y se equiparon con equipo para protegerse del gas pimienta, anticipando la próxima orden que vendría del Superintendente de la Policia, José Figueroa Sancha (quien admitió ser el artífice de esta atropellante orden). Para despejar el camino y permitir que un vehículo oficial saliera del Capitolio, la Policia comenzó a lanzar granadas de "tear gas" y romper el motín.
Además del gas pimienta y el uso excesivo de fuerza, la Policia Montada formó una línea con los caballos y empezó a empujar el motín, expandiendo su area de seguridad contra periodistas trabajando y manifestantes entre ellos mujeres y hombres de edad avanzada.
Varios heridos se han reportado en los Centros de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de la calle Hoare y los servicios de Paramédicos de Emergencia atendieron varios casos en el lugar. Una de las personas heridas parecía inconsciente, mientras se golpeaba a los demás.
Cabe destacar que ante cada empuje de la Policía, aparecía un objeto, como vallas de seguridad, barriles y botellas de agua, utilizado como proyectil de parte de los manifestantes. No obstante, las medidas adoptadas por la Policía muestran malicia, preparación e intención absoluta de utilizar la violencia como única medida de contingencia contra las protestas que se suscitan en contra de la actual Rama Legislativa, que el pasado jueves cerró el acceso a las sesiones al público general y la prensa.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Perse y algaretismo en la huelga de la UPR

En la historia de mi vida, una cuarta parte de siglo entre el final del 20 y comienzos del 21, jamás pensé que viviera la ráfaga de un látigo o el calor de un carimbo en las entrañas del sistema que me han educado como la salvación de la tiranía. No fue hasta el viernes que choqué con la realidad estática en los libros de historia, los capítulos oscuros que se pintan tan lejos pero su resaca es tan reciente que, de vez en cuando, la peste rechina las fosas nasales y activa recuerdos del imperialismo en nuestro actual escenario colonial, el mismo desde que tenemos historia.

Video huelga que vivan los estudiantes

La movilización de la llamada Fuerza de Choque de la Policía de Puerto Rico a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras el 14 de mayo de 2010 flageló mi idea de la democracia criolla. Si bien nuestro gobernador, Luis Fortuño, desconocía de tal llamado de auxilio de parte de una intransigente rectora interina hacia un agresivo Superintendente en guerra contra Puerto Rico, su ausencia de la palestra pública, su silencio por más de seis horas fue suficiente para quemar la imagen ensangrentada de un padre que buscaba alimentar a su hijo, no dentro de la cárcel, sino dentro de la universidad pública, mientras la prole ejercía su derecho constitucional. Los que están en el poder no entienden tal sacrificio. Son ciegos ante los cánones de la Constitución, que impulsa ir contra su autoridad e invitan al pueblo a cuestionar a sus líderes por el bien de la patria, de la nación. Como consecuencia de su estupidez invitan a las fuerzas de mayor instrucción violenta, quienes son diseñados para abatir con brutalidad física a quienes degradan la fibra moral de la democracia, a que rodeen el perímetro del primer centro docente del País bajo los alardes de la protección de los derechos. Me pesa comprender este panorama, donde las confrontaciones suscitadas han creado un caos, un huracán en un envase frágil, antiguo, históricamente abatido por ser un fundamento de educación, que aún el Gobierno derechista vislumbra como un criadero de patriotas anti-patria, peludos, con barbas como los revolucionarios que atentaban contra el orden establecido en esta colonia, nuestra colonia, que por el bien del futuro queremos mejorar.


Y la educación es lo que hace falta en un Puerto Rico en guerra; guerra civil sin parámetros definidos, más bien entre células sociales y políticas que acarean la conveniencia, el hedonismo y el consumerismo capitalista como reemplazo de la auto-realización. Es una guerra que estalla en todos los puntos de la Isla, con el epicentro en el area metropolitana. Sin la educación sobre los derechos constitucionales, sobre los fundamentos políticos y sociales que crearon el sistema impuesto no nacido de nuestras necesidades, los eventos que han llevado el sistema de educación post secundaria hasta su día 27 de huelga sin horizonte beneficioso para todos no deben ser sorpresivos. Con la falta de educación en la concretización de acuerdos, en la mediación de partes en diferencia que ha llegado hasta el Tribunal de San Juan y ha concretado inverosímiles como el limbo de un semestre académico, el status de empleo de profesores y empleados, la anulación de la fiesta en celebración de una trayectoria sudada, sufrida pero productiva, al igual que los méritos adquiridos por estudiantes del extranjero que no podrán continuar fuera del calendario establecido a principio de año académico, debe ser “ad-priori” de todas las partes en el tranque. Cada estraza de la presente catástrofe está plagada por la ignorancia. Ahora cerca el brazo fuerte de la ley, la mano dura, alrededor de la primera institución establecida para educar al pueblo, para inspirar mejores ideas y que fuese accesible.

En su primera discusión pública, representantes de las partes en conflicto midieron su tenacidad en la corte de Rubén Sánchez, otro personaje tenaz pero claramente objetivo en esta contienda, y escenificaron la propia disonancia que enmudece el diálogo que prometen finalizará este standoff entre puertorriqueños que, como bien canta Pink Floyd en su tema “Us & Them”: “sólo Dios sabe que esto no lo escogeríamos voluntariamente”. “La huelga termina cuando se elimine el primer punto de la Certificación 98”, decía uno de los líderes estudiantiles. “La propuesta no es definitiva, es una base de estudio que culminaría pronto si se abren los portones para comenzar el experimento”, le contestaba una de las intransigentes. “Pero ¿Cómo pueden implantar una política pública sin un estudio previo?”, le contestó el universitario. Y así concluyeron lo mismo que habían concluido antes, sólo que ahora lo hicieron públicamente en las ondas radiales. La exención sigue definida como ayuda económica y la huelga continúa con los portones cerrados. Los expuestos en contra de su propia voluntad a esta situación y los indignados con tal discrepancia, nos mantenemos en vigilia hasta la próxima acción.

En Puerto Rico no bastó con los libros de historia que hablaban de Rosa Parks, de los motines en California, Chicago, la marcha de un millón de personas, la Masacre de Ponce, los motines en la UPR, de Antonia, el Cerro Maravilla, Todo Puerto Rico con Vieques, Gandhi, Tailandia, Tíbet, el fascismo, las dictaduras y la monopolización para prevenir estos disturbios que si no hieren de muerte nuestras aspiraciones a una verdadera democracia, reflejan la ignorancia que tenemos en cuanto a nuestro potencial participativo en la calidad de vida del País. Enfrentamos una realidad de crisis donde se imponen políticas “públicas” y se impide la crítica, ya que se llama extremismo o simplemente una minoría digna de burla, según el cerdo en el ala de Fortaleza, Marco Rodríguez Emma. El cuestionar la autoridad, como si todos pensáramos iguales, como si la democracia se fundamentara en el poder absoluto de los líderes, como si la sed de los seguidores solo pudiese ser saciada por la medicina amarga que conjuran tras bastidores quienes no tienen sed, ni hambre, ni vocación patriótica, se ha convertido en la broma de barra del conjunto de mafiosos en el poder. La fachada que se ha pintado durante siglos de colonialismo se descascara hasta mostrar las fallas en el cimiento, reflejando en sus vísceras el deterioro que se produce con la falta de cuidado, de aseo interior. El pueblo marcha y protesta en contra y ellos y ellos se fijan en números: el presupuesto, la deuda, los fondos federales, la cantidad en contra, etc.

Son tan utópicos que creyeron en la fuerza contra el patriotismo y fueron dejados solos por los colonizadores. La incredulidad supera su propio fanatismo descabellado al punto que echan a perder fondos federales, dejan ventilar rumores de privatización a la vez que se inmutan ante el sincero reclamo de justicia de un pueblo entero, ya que la democracia no es un asunto que se discute cada cuatro años solamente. Si bien es cierto que la irresponsabilidad en la autonomía de la Universidad ha mantenido el tranque, la despótica implantación de la Ley 7 obliga a que las partes entren en este conflicto y que sea el Gobierno quien reciba la carga de quejas. Pero a este no le molesta, como se ha evidenciado, pasarle la carga al pueblo que le dio sus trabajos y continua pagando sus salarios. Ejemplificando la charlatanería mediática, el Gobernador se fue a graffitear un graffiti en un sitio que en su normalidad no visitaría y su cerdo Secretario de la Gobernación a calificar de desastres las manifestaciones, que “se habían preparado para otra cosa” y que esto demuestra el fracaso de las organizaciones enemigas al Gobierno.

¿Acaso Rodríguez Emma esperaba alguna violencia para justificar su deseo de suprimir los diferentes ante el látigo del neoliberalismo penepé del siglo 21? Aparentemente, el cerdo en el ala es uno de esos ciegos que no quiere oír.

martes, 23 de marzo de 2010

No es el Policia, sino el Físcal

¿Qué hace un fiel creyente de la democracia cuando sus principios fallan en su contra?
La presunción de inocencia, la libertad de un proceso de igualdad y equidad y el conjunto de procesos que preceden y anteceden estos sucesos de orden público fueron autores de otrro archivo inconcluso.
Tras constante acecho la violencia fue escalonada hasta el punto de ebullición que se debe evitar. Lo que comenzó como un conflicto en el trabajo paulatinamente creció a una agresión con arma blanca. La víctima fui yo y el atacante fue un deambulante.
Cada una de sus visitas al negocio creaban tensión por su actitud agresiva y desafiante ante las reglas de nuestra tienda. Además, su antagonismo ante la autoridad convocó la violenta actitud que culminó el lunes en las puertas del Subway de la Avenida Universidad.
Y se dió el encuentro:
primero me enfrenta ante las puerts del negocio, empujándome, atrincherándome contra las ventanas. Luego me reta, me provoca verbal y físicamente. Aquí es donde miden tu actitud en la calle, en el frente a frente. Y me vi frente a frente ante la constante inacción de nuestra sociedad sobre el gran problema social de los deambulantes, adictos que rondan las calles como tiburones en mar abierto. Y le olía a sangre el negocio. En mi veía una morsa herida.
Pero encontró resistencia en la entrada de su ocioso ritual abusivo y amenazante. No obstante sus intenciones eran tales que portaba un cuchillo con el cual me lanzó varias veces, en una rozando mi abdomen hasta acanzarme en el antebrazo izquierdo, dejando una marca que aunque se borre no se irá de mi. La resistencia fue comunitativa. Comenzó conmigo y al unísono intervinieron los presentes hasta que llegó la Policía. El atacante fue frustrado antes que hiriera a alguien más.
Y comenzó el proceso legal para poner a otro agresor en las calles, esta vez sin que se perdiera una vida. Si no pasaba así, tal vez el final hubiese sido otro.
Lo arrestaron, me llevaron a hacer la querrella. Llevaron el arma a capítulo como evidencia y a mi al CDT José Javier Antón para evidenciar la herida como consecuencia del altercado. Todo esto para ser detenido en la Fiscalía debido a una investigación inconclusa.
El atacante fue dejado en la libre comunidad hasta tanto no se complete una entrevista a testigos oculares de los hechos. Por la misma ley que me proteje, este hombre de 33 años, deambulante y usuario de drogas, criminal no clasificado, está en la libre comunidad y con una espina en su mente en mi contra.
Aunque le evidencia de la agresión era innegable, los derechos que nos hacen iguales me dejaron en la parte baja de la cadena alimenticia social que acapara la violenta realidad de nuestro Puerto Rico: a la espera del proceso investigativa aún cuando la Policía le explicaba al Físcal que las posibilidades de volver a encontrar al fantasma eran 1 en un millón, la continuidad de estos hechos violentas no verá su conclusión, en mi honesta opinión, hasta que no se derrame sangre, como se acostumbra en nuestra cotidianidad. Aparentemente, para la Fiscalía el único testigo que puede delatar un crimen es uno muerto o moribundo. Y aún así, la prostituta Justicia de Puerto Rico le encontrará un hoyo para dejarlo libre y lo considerará una victoria para sus emblemático sistema de Justicia comunitaria.

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