viernes, 9 de julio de 2010

"¿Qué es lo que somos?..." ¡Tecatos!

Don Chezina no decía eso pero según la UNODC la heroína gusta; "más que el sexo".






Circuló en el Nuevo Día un artículo sobre el uso de heroína en Puerto Rico el cual ronda la media de 1.5% de la población puertorriqueña, según el reporte de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (UNODC por sus siglas en inglés).


Borinquen fue estudiado con datos del 2002 basados en los informes de casos a las Naciones Unidas (NU) sobre el VIH. Costa Rica fue el de mayor incidencia con 2.7%, datos referentes al 2006.


Además de la adicción, vivimos en una red de narcotráfico que ha cobrado cientos de vidas. De los 480 asesinatos en lo que va de año, según los informes de la Policía de Puerto Rico, la mayoría de estos se debe a "crímenes relacionados a las drogas".


"Mientras el péndulo del control de drogas choca entre los derechos a la salud y los derechos humanos, no podemos olvidar el desarrollo", cita el informe sobre los efectos sociales que rodean el problema de abuso y adicción a drogas. "Ambos, la producción y el tráfico de droga, son consecuencia de la pobreza", añade.

En Puerto Rico se ejerce el llamado "Modelo Prohibicionista", un conjunto de leyes y medidas de política pública que encaran la "Guerra contra las drogas", las clínicas de metadona, la encarcelación y por consiguiente la estigmatización de sectores activos de la sociedad democrática. Se adjudican las mismas leyes que en Estados Unidos y el tratamiento a esta es la encarcelación, la medicación con metadona y la certificación de un programa de rehabilitación aprobado por el Estado.
Mientras se penaliza y criminaliza a los usuarios de drogas, un sin número de organizaciones se fortalecen en contra del orden establecido y se benefician de un negocio que ronda entre los $30 billones en Estados Unidos.
Bajo ese modelo, la Policía de Puerto Rico ha organizado dos intervenciones: Mano dura contra el Crimen (90s) y Golpe al Punto (presente). Ambas han cargado una masiva diligencia de ordenes de arrestos y ocupaciones de los llamados "puntos de droga", en su mayoría los caserios o residenciales públicos. El uso de fuerza contra el narcotráfico no ha tenido el éxito esperado, como refleja el estudio, y es mi opinión que se debe emplear (o por lo menos contemplar, estudiar) otra alternativa.
En Holanda comenzó la tendencia clínica como hábito para combatir el narcotráfico y la drogadicción. El Modelo Salubrista parte de la de-criminalización de las drogas naturales, a la vez que trata a los adictos como pacientes, llevándolos por un proceso terapéutico y clínico. A diferencia de la privación de derechos inalienables, el procedimiento clínico busca romper la adicción sin que el paciente tenga que cambiar mucho de su vida, llamándolo una persona normal con una condición.

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